Carta de Auguste Rodin a Camille Claudel

Mi feroz amiga

Desde sus inicios, la relación de Rodin con su estudiante, que rápidamente se convierte en su colaboradora, su amante y su musa, conmueve profundamente al artista.

Prisionero de un amor obsesivo, sufriente, implora su afecto "de rodillas" desde el comienzo al fin de su carta, con un estilo confuso, una sintaxis errática y una ortografía incierta. En este documento único, Rodin, abrumado por sus sentimientos, se entrega sin artificios ni mentiras.

Los escasos testimonios de los cuales dispone el museo (cinco cartas de Rodin, y apenas quince de Camille Claudel), cuyo tono refleja a menudo una gran exaltación, dan prueba de esta relación fusional y atormentada, de trágico desenlace.

La Eterna Primavera, Fugit Amor o El hombre y su pensamiento, son ecos de sus dulces y sublimados recuerdos.