En todas las etapas de su creación, Rodin estudia los mantos que deben cubrir sus figuras desnudas. Para Balzac, experimentó con diferentes prendas, como el redingote o una túnica de monje.

Sin embargo, Balzac (1799-1850) era famoso por la bata que le gustaba usar para trabajar en casa, y es con ese aspecto que la Société des gens de lettres desea verlo representado.

Preocupado por la precisión, Rodin usa una bata real. La coloca en su estudio del cuerpo, luego le da a la tela la forma deseada y la endurece para moldearla. Del molde surge un curioso fantasma de yeso, una prenda vacía que revela la posición del cuerpo que cubre. Este objeto permite al escultor crear un manto muy sutil para el Monumento a Balzac: la ambición de Rodin es que esta parte de la obra vibre con la atmósfera circundante, que la luz fluya sobre su superficie sin crear un contraste excesivo. De esta manera, la bata materializa la estética desarrollada por Rodin en el cambio de siglo, cuya delicadeza y fluidez contrastan con la gravedad expresada por la cabeza de Balzac.

La obra en el museo

Colecciones permanentes - Primera planta, sala 9

Las obras del museo pueden ser prestadas a otras instituciones. Su permanencia no está garantizada.