Retrato de Auguste Rodin

A comienzos de la década de 1880, Camille Claudel desarrolla en su escultura une vena naturalista que utiliza de nuevo en un busto de Rodin que modela entre 1886 y 1888. La cabeza, de rasgos marcados, con nariz y frente fuertes, plasma aquí las prominencias de cada pequeño músculo y las arrugas que marcan el rostro del escultor. Este fue varias veces el tema de los trabajos de Camille Claudel, y también aparece en dibujos o un retrato pintado, desaparecido en la actualidad.

Mostrado por primera vez en el Salón de la Sociedad Nacional de Bellas Artes en 1892, el busto de Rodin destacó de inmediato, y generó la admiración de la crítica para quién Camille Claudel logró traducir «el rostro profundo, tranquilo del genio» como también lo subrayó en 1900 Edmond Pilon en el Iris. La obra se convirtió, a partir de entonces, en una suerte de emblema, de retrato oficial del artista que acompaña las grandes exposiciones dedicadas a Rodin por el mundo, de Chicago a Ámsterdam y de Praga a Nueva York.

De los escasos retratos del maestro que conocemos, es sin duda, junto con el de Jules Desbois, el que más ha marcado al público.

La obra en el museo

Colecciones permanentes - primera planta, sala 16

Las obras del museo pueden ser prestadas a otras instituciones. Su permanencia no está garantizada.